RINCONES DE PAMPLONANuestro profesor nos propuso participar en el concurso de fotografía que el Civican organiza todos los años. Todos aceptamos. Debíamos presentar tres fotos como máximo bajo el tema del concurso: “Rincones de Pamplona”. Por lo tanto la práctica de esa semana era fotografiar lugares o detalles de Pamplona que nos pudieran servir para el concurso.
Me subí al piso 18 de Torre Basoco y fotografíe distintas perspectivas de todo lo que se abarcaba desde allí arriba. Pero la verdad es que en las fotos no se apreciaba todo igual de bien a como yo lo veía. Los detalles se perdían por la lejanía. Así que de todas esas fotos que saqué entregué una en que se veía un conjunto un poco aceptable: En primer plano la ciudadela con una casita antigua, detrás la nueva estación de autobuses que han abierto recientemente, luego salían los típicos edificios de una ciudad, y en el último plano, al fondo, se veía el casco viejo, la Catedral, el corazón de Pamplona. El profesor me arregló un poco la foto y la puso un efecto que parecía estar pintada con pincel, por eso el título que le puse fue Acuarela.
Pero a la hora de publicar las fotos en el blog decidí sacar más fotos tras haber aprendido de mi fallo que lo pagué con la foto del concurso. Para la práctica descendí a tierra firme, al nivel 0 y saqué fotos a medida que daba un buen paseo.
Era un día nublado y frío por la tarde. El sol se asomaba por algunos claros entre las nubes. Este tipo de luz hizo que los objetos se realzaran más como se puede ver en las cuatro primeras fotos. En la segunda se ve el perfil de los edificios y las ramas de un árbol que está en primer plano. Lo que más destaca de esta foto es el reflejo de un claro en el encapotado cielo sobre el agua del laguito de Yamaguchi.
En la tercera foto, la armonía de las líneas realza una construcción urbana de hierro sobre el fondo de cielo. En la siguiente foto ya no se juega tanto con los contrastes. Se ven más colores y detalles: el ladrillo del planetario, el amarillo de las hojas, el verde pardo del césped, los reflejos del agua…
Las formas vuelven a ganar protagonismo gracias al contraste con la luz plateada de aquella tarde. Grandes vigas de hormigón con espacios circulares en el centro dejan pasar las imágenes llenas de vida, que contrastan con el gris frío del cemento.
La última foto es el Mercado de Santo Domingo visto desde un lateral. No parece un mercado, o sí. Me refiero a que tal y como está sacada la foto, el edificio granate con los remates de yeso al lado de una solitaria placita con farolas y bancos puede ser cualquier cosa, desde un mercado hasta una fábrica o una escuela. Esto se debe a que lo importante aquí no es el mercado en sí, sino, el “rincón de Pamplona”.





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